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¡Buen Viaje!
Categoría | Balance y Control
12/04/2016

¡Buen Viaje!

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Cuando uno va a viajar se preocupa por todo y no mucho por la salud.
Hay trámites por resolver, maletas por hacer, encargos que llevar e instrucciones que se imparten. Hay mucha actividad alrededor de un viaje y este suele generar tensión; de todo lo que se hace, como hemos dicho, las previsiones, con respecto a la salud no suelen existir.
Sin embargo el viajar puede aumentar las posibilidades de caer enfermo.
Tenemos que recordar que nuestro cuerpo necesita tiempo para adaptarse bien a nuevas situaciones. Cuando se va de viaje a otro lugar, muchas veces el aire y el agua pueden contener bacterias o parásitos que son causantes de diarrea y malestares estomacales.
Es preferible beber agua embotellada y usarla también a la hora de cepillarse los dientes y para hacer cubos de hielo. Si por algún motivo se debe usar agua de la llave o caño, es mejor hervirla para evitar problemas.
Cualquier viaje, dentro o fuera del país, de corto o largo tiempo, amerita una visita al médico y que este declare que uno está en condiciones de viajar.
Si se va fuera del país puede ser necesario vacunarse o tomar medicinas especiales. Nunca estará demás que el médico revise bien los medicamentos que han de tomarse habitualmente. Hay que recordar, por si le llegaran a faltar, que para adquirirlos en otro país se necesitará de una receta médica y conocer el nombre de los componentes y sus valores, para que en el caso de no existir bajo una marca se pueda optar por otra.
En el caso de las vacunas, consulte a su médico unas 4 o 5 semanas antes de viajar, porque la mayoría de las vacunas necesitan tiempo para ser eficaces y actuar.
Si se hacen viajes largos en avión, o se va a estar mucho tiempo sentado, hay que cuidarse de que se pueda caminar un poco, flexionar las piernas y en general, mantener una cierta actividad para evitar problemas de circulación.
Como ya hemos dicho, el cuerpo necesita de un tiempo para adaptarse a nuevas condiciones. El “reloj” que todo ser humano lleva consigo, marcará costumbres como la hora de dormir, horario de comidas e incluso, funcionamiento correcto del organismo, que suelen cambiar. Es lo que se llama “cambio de horario” y nuestro cuerpo necesita adaptarse a él. El famoso “jet lag” es real y sucede especialmente cuando hay cambio de husos horarios.

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